Presión Sanguínea
La presión sanguínea es la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de los vasos sanguíneos. Durante la sístole, esta presión hace que las paredes arteriales se estiren. Durante la diástole, aunque la sangre no está siendo impulsada desde el corazón, resulta empujada de todos modos por la fuerza ejercida por la pared arterial que vuelve a su posición después de haberse estirado. Esta expansión se transmite por las paredes arteriales como una onda que se extingue en los capilares. Esta onda se conoce como pulso arterial y puede apreciarse palpando la arteria radial de la muñeca. La frecuencia del pulso arterial corresponde a la frecuencia cardiaca (70 lat/min). La elasticidad de las arterias es la responsable de que la presión durante la sístole no sea tan alta y que la sangre siga fluyendo durante la diástole. La presión máxima que llegan a soportar las arterias se llama presión sistólica; y la mínima, diastólica. Los valores normales son 120 mm de Hg para la presión sistólica y