Presión Sanguínea

La presión sanguínea es la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de los vasos sanguíneos. Durante la sístole, esta presión hace que las paredes arteriales se estiren. Durante la diástole, aunque la sangre no está siendo impulsada desde el corazón, resulta empujada de todos modos por la fuerza ejercida por la pared arterial que vuelve a su posición después de haberse estirado. Esta expansión se transmite por las paredes arteriales como una onda que se extingue en los capilares. Esta onda se conoce como pulso arterial y puede apreciarse palpando la arteria radial de la muñeca. La frecuencia del pulso arterial corresponde a la frecuencia cardiaca (70 lat/min). La elasticidad de las arterias es la responsable de que la presión durante la sístole no sea tan alta y que la sangre siga fluyendo durante la diástole.

La presión máxima que llegan a soportar las arterias se llama presión sistólica; y la mínima, diastólica. Los valores normales son 120 mm de Hg para la presión sistólica y 70 mm de Hg para la diastólica. Generalmente se mide por encima del codo, en el brazo, zona por donde pasa la arteria humeral. El instrumento que se usa para medir la presión se llama esfigmomanómetro.

La línea divisoria entre presión normal y anormal se coloca generalmente en 140 mm de Hg para la sistólica y 90 mm de Hg para la diastólica. Cuando la presión es mayor de 140 mm de Hg, se habla de hipertensión. Cuando la presión es menor de 120 mm de Hg, se habla de hipotensión. La hipertensión tiene síntomas como dolor de cabeza, irritabilidad, recarga de trabajo cardíaco y lesión arterial. Por otro lado, la hipotensión se asocia a falta de energía, cansancio y propensión a tener mareos

Esta es una excelente animación en la que se explica muy claramente cómo se mide la presión arterial mediante el esfigmomanómetro.

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